viernes, 24 de abril de 2020

Un escenario perfecto

En algún momento nos hemos topado con esa extraña sensación de pesadumbre, incomodidad, tristeza o decepción, al oír una respuesta que no es la que pensábamos procesar. En muchas ocasiones el lenguaje gestual suele endulzar el peso de las palabras, pero cuando no existe una figura presente, el discurso aflora ligero y claro como el viento.
Es complejo lidiar con las emociones y lograr enlazar una estructura corporal con un destello de palabras de forma armoniosa. Tan importante es entonces la necesidad de articular con el otro de forma presencial, evitando que nuestras emociones omitan la verdadera interpretación del mensaje.
"El poder de una mirada nos traspasará una emoción genuina y la entonación en ese armonioso juego de vaivenes darán obertura a un lenguaje codificado en su pureza".
La situación que vive el mundo entero provocada por la pandemia COVID-19, ha generado un distanciamiento forzado. La obligatoriedad de guardar refugio o mantener distanciamiento evitando la convivencia, se ha vuelto un verdadero desafío. Al parecer los hombres necesitan forzadamente socializar, requieren de un vinculo y una convivencia diaria que permita producir el gesto más sencillo de todos: COMUNICAR. Es aquí que el dialogo y el discurso armonioso se ha convertido en una potente vitamina y un antídoto para evitar el desgano, la soledad y un confinamiento que nos embarque en un mundo oscuro.
"El hombre es un ser social por naturaleza" es una frase del filósofo Aristóteles (384-322, a. de C.) para constatar que nacemos con la característica social y la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, ya que necesitamos de los otros para sobrevivir.
Sin duda alguna nuestros sentidos están en alerta, recogemos cada palabra, discurso o información y la decodificamos con un sello propio y diferente. Nuestro mundo es distinto ahora y todo gira en torno a esta gran crisis sanitaria. He aquí la importancia de diversificar nuestro día intentando plasmar un sello distinto y trabajar para aquello que nos pueda hacer sentir motivados.
La importancia de una buena convivencia y una comunicación asertiva bajo un confinamiento obligado, ha dado luces de una realidad cada vez más conocida: "La violencia de género"
"La ONU Mujeres lo advirtió: la cuarentena por Covid-19 puede aumentar la violencia contra la mujer. En China, Francia, Italia y Corea las cifras mostraban un alza de al menos 30%. En Chile los organismos de la sociedad civil que trabajan estos temas han notado también un crecimiento. Y la línea 1455 del Ministerio de la Mujer ha incrementado su flujo de llamados en un 125% en los últimos 10 días. En estos tiempos de encierro, hay mujeres que viven una silenciosa violencia puertas adentro".
Los gobiernos estatales han puesto como prioridad, lo que es evidente: Salvar vidas y generar medidas para evitar la propagación del virus. Junto con la salud, la situación económica, la prole, las personas mayores y dependientes se anteponen por lejos a este problema. Lo cierto es que nuevamente nuestro género sucumbe como eslabón ligero en una crisis que ya trae consigo innumerables cambios, transformaciones y consecuencias difíciles de sobrellevar.
"El aislamiento se ha convertido en la tormenta perfecta para el machismo, la resignación, el peligro, la sumisión y la obediencia forzada para muchas mujeres. Ellos por otra parte no se sienten amenazados, las tienen bajo vigilancia permanente, saben que no hay otro, que no hay nadie más, ni familia, ni amistades, ni compañeros de trabajo y relajan así la necesidad de control".
El maltrato físico no sólo constituye el acto más cobarde e infame, hay palabras que forjan dolor permanente y terminan cediendo el valor más preciado en un ser humano: Su identidad.
No malgastemos este preciado Don, construyamos prosperidad con un arrimo de energía, valentía con gestos de gallardía y afecto con un acto genuino de valoración por el otro.

sábado, 11 de abril de 2020

"Suspendidos por un propósito"

El inicio había sido complejo, aún así un cambio de Ciudad vislumbraba ese deseo esperanzador de que el porvenir podía ser mejor. Alejada del manejo por la crisis social en el País, observaba con cierta incredulidad la forma en que Chile se desmoronaba, temiendo no sólo por el futuro, sino por mi propia integridad.
"Aventurar sola, es un desafío, una batalla personal en la que no tienes soporte y tu almohada termina siendo la única que sostiene tus pensamientos".
No podía desvincularme de esta realidad, ni alejarme de lo que era evidente. Frente al mar o en la cordillera, el destino de nuestro País ya estaba forjado y lo cierto es que no volvería a ser el de antes.
Con la llegada del verano y cuando todo parecía tener un matiz tenue y tranquilizador, la cotidianidad forjaba la esperanza de un nuevo comienzo. Fue así como entrando al mes de marzo ya se hablaba de un potente virus que había comenzado en China.
"A finales de 2019 se detectaron en Wuhan los primeros casos de una neumonía que luego la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamaría covid-19. La ciudad vio sus hospitales inundados de pacientes padeciendo severos síntomas respiratorios causados por un nuevo coronavirus".
"La OMS la reconoció como una pandemia global el 11 de marzo de 2020.9​ A fecha de 10 de abril de 2020, se ha informado de más de 1.67 millones de casos de COVID-19 en más de doscientos países y territorios, lo que ha dado como resultado más de 100 000 muertes y más de 370 000 casos de recuperación.10​11​ En la cima de países con mayor número de infectados se encuentra Estados Unidos, seguido por España, Italia, Alemania, Francia y China".
La situación se veía compleja, todos los medios locales e internacionales daban cuenta de las cifras exorbitantes de contagio, las que no daban tregua. Desde el gobierno daban luces de medidas cada vez más estrictas, hasta que llegó el punto en que no pudimos continuar asistiendo a nuestros trabajos y la cotidianidad nuevamente se truncó. Esto ya era grave, las continuas advertencias de aislamiento social, la promulgación por parte del legislativo de un estado de catástrofe Nacional por Coronovirus, la interrupción del funcionamiento de casi un 90% de la productividad nacional, junto a la instalación de cordones sanitarios en varias localidades del País, nos alejaban de aquellos más cercanos y el distanciamiento dada cuenta de los valioso que era "nuestra libertad de desplazamiento". El pasar del tiempo y el descomunal avance del virus, nos alejaba de la posibilidad de una solución cercana y el sentir de esta especie de "acuartelamiento en nuestros hogares", nos entregaba una escasa esperanza de volver a reencontrarnos con nuestras familias, la que día a día hace más dolorosa.
"La prevención y el auto cuidado, son nuestras únicas herramientas de defensa y el aislamiento que converge en un sentimiento de soledad y ausencia, se ha transformado hoy en el gesto más solidario"
Nos hemos convertido en seres agradecidos, no sólo por vivir, sino por descubrir que cada momento en la vida tiene un propósito y una intención, que el abrazo fraterno, el gesto honesto, la convivencia y la libertad, son las herramientas más valiosas del ser humano. Hemos desplazado el valor del dinero, por el deseo de una caricia sincera, un abrazo fraterno y la gratitud de estar sanos. La sensibilidad hoy, es un gesto de empatía genuina, lloramos con el dolor del otro, entendemos el sentir de un alma caída, el sufrimiento ajeno y el peso que cargan muchas personas, que antes parecían ser invisibles. Las cifras son ascendentes y esta crisis nos despierta cada mañana con imágenes que no quisiéramos ver: Detrás de cada fallecido, hay una familia que rogó por esperanza , dejando partir a sus seres queridos: "en una solitaria y triste despedida".
Desconocemos la evolución y extensión de esta pandemia en nuestro País, sin embargo, los expertos dan cuenta de una proyección poco esperanzadora y una curva ascendente que indica que hacia fines del mes de abril el País se enfrentará a un número de contagios que superará las 6 cifras.
Hay días más tristes que otros, a veces gana la nostalgia, otras tantas la esperanza y el deseo de que cuando volvamos a nuestra cotidianidad daremos el abrazo más fuerte de todos, expresaremos lo que no pudimos decir antes y construiremos una vida con un propósito diferente, valorando cada momento y cada persona que se cruce en nuestros caminos. Pues a fin de cuentas, no sabemos cuanto tiempo más estaremos aquí.

La balanza

A 400 días del inicio de la pandemia en Chile, la situación país está cada vez peor, realidad que se hace notar con más fuerza en algunas l...