Cuando llegaste a las dos décadas, sentías que ya contabas con las herramientas necesarias para tomar algunas determinaciones, mucho caía en tu imaginación, más poco podías hacer con lo precario del sustento salarial inicial. Finalmente alimentaste ese deseo con la esperanza en que algún día cercano, podrías contar con todo lo que te habías propuesto y por fin alzar la voz frente a lo que nunca estuviste de acuerdo.
A duras penas, intentaste avanzar en crecimiento propio, junto a la adquisición de uno que otro recurso material que es incomparablemente inferior a lo que tuviste en mente. Como normalmente solías escuchar, reafirmas el dicho: "Es lo que te toco" e intentas ser optimista al respecto, con la ilusión de que podrán aproximarse "tiempos mejores".
Frustrada y algo decepcionada de la vida, pareces hurguetear en tus bolsillos y no tener lo suficiente y aunque la desesperanza a momentos se hace más fuerte, logras sostenerte.
Pero la cuestión es otra y es para lo que pretendo extenderme en esta entrada: "El paso de los años", un reloj que no se detiene y mantiene su avance incesante con el curso de cada segundo, no existiendo ninguna herramienta terrenal para frenar su vuelo.
"Activa Research, en sociedad con WIN (Worldwide Independent Network of Market Research), realizaron un estudio que explora opiniones y percepciones de las personas respecto al envejecimiento de la población, mediante 30.890 entrevistas en 40 países, entre ellos Chile.
La investigación reveló que el cumpleaños número 40 es cuando la mayoría de las personas dejan de sentirse jóvenes. Sin embargo, no es sino hasta el 60° cumpleaños que se empiezan a sentir “viejos".
"El envejecimiento de la población es uno de los mayores desafíos del Siglo 21. Esta investigación explora cómo las personas se sienten respecto a envejecer. Los resultados muestran que creemos que seremos jóvenes por mucho tiempo, pero a medida que pasamos ciertos cumpleaños “hitos”, particularmente los 40, dejamos de sentirnos jóvenes.Sin embargo, sentirse “viejo” es muy diferente; no nos sentimos viejos sino hasta 20 años después de haber dejado de sentirnos jóvenes".
Muchos análisis y puntos de vistas y una relatividad de opiniones sujetas al sentir propio, donde la idiosincrasia puede tener un peso determinante y una visión juzgadora y crítica según las canas que cuelguen de tu cabellera. En algún lugar del planeta seras considerado sano, joven y lozano, mientras que en otro sitio te verán con lastimera longevidad. Y penosamente a pesar de que creemos avanzar en abertura mental, libertad de expresión, reciprocidad y aceptación en nuestro País, estamos muy lejos de aquello.
"Será complejo intentar cambiar los paradigmas que ha instalado nuestra sociedad, donde las mujeres de cuatro décadas están vetadas de muchas formas. No te esfuerces por explicar lo que proyectas o de lo que pareces, por que al fin de cuentas, sólo importa lo que eres en tu interior".
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